Crítica de Ya no quedan junglas
Absurda película 'noir' de venganza que te deja patidifuso por la extrema ridiculez de todos sus elementos.
Espléndida película de terror e intriga que confirma a Zach Cregger como uno de los mejores tras su recomendable Barbarian.
Calificación: ⭐⭐⭐⭐
Gracias a que ya no frecuento redes sociales, ni visito apenas webs, no tenía ni idea del argumento de esta película y mejor así con las historias, porque vivimos una época en la que entras conociendo hasta los lunares de los secundarios. Al que conocía yo es a Zach Cregger, por haber escrito y dirigido Barbarian. Y sin duda, Weapons no decepciona y lo corona definitivamente como maestro del terror y la intriga.
A las 2:17 de la madrugada, todos los niños de una clase, excepto uno, desaparecen en la noche, saliendo de sus casas y corriendo hacia la oscuridad.
Nadie sabe el motivo ni por qué lo que ocurrió no tocó a Alex Lilly, el niño superviviente. Pronto, todo el mundo sospecha de la profesora de la clase y, ante la falta de resultados de la policía, uno de los padres investiga por su cuenta, desentrañando poco a poco el misterio de lo que ocurrió aquella noche.
El desarrollo de la película es episódico y se va haciendo desde la perspectiva de diferentes personajes, al estilo Rashomon, todo un tópico ya. Personalmente, es una opción que no me acaba de encajar muchas veces, porque si no lo haces bien o los personajes son muy irregulares en su construcción, se vuelve algo repetitivo o desigual, pero no en este caso.
Cregger lo construye como un reloj de una forma que no cansa y consigue el objetivo principal de este recurso, ir dando piezas de información de lo que sucede, para que vayas formando poco a poco el puzzle.
Pero es que no solamente la historia encaja perfectamente en su forma de contarla, sino también en lo que cuenta, que no es poco para un género donde has visto todo cien veces.
Eso, unido a que posee un talento especial para la creación de atmósferas inquietantes y situaciones de terror sin recurrir al susto típico (aparición súbita y ruido fuerte, que provoca sobresalto inevitable, pero vacío, porque no hay nada detrás, como sucede en el 99% de películas actuales del género) le coloca junto a Ari Aster en la cima actual de directores y creadores de terror.
De hecho, Zach Cregger me gusta mucho más que Aster.
Uno de los problemas de las películas del género es que los personajes deben comportarse como idiotas, especialmente en momentos clave, para que la trama avance. En realidad no debe ser así, es solo el fruto de una escritura perezosa, pero ya se ha convertido prácticamente en tropo, utilizado incluso de manera ingeniosa en películas como Cabin in the woods.
Aquí, por suerte, no hay nada de eso.
Puede que existan decisiones que resulten un poco forzadas, pero nada incomprensible y una muestra más de que, no importa lo fantástico que sea el género, el desarrollo de la historia debe ser veraz y lógico para que sea bueno.
Mención aparte merece la antagonista, que no necesita el recurso de quedarse en las sombras hasta un final donde te vuelcan todo en dos minutos y mejor así. Porque una vez más, Cregger crea una malvada con toques de Hamelin que cuadra el círculo y da verdadero miedo. Y además, usa la fantasía sin complejo.
En definitiva, una intriga inquietante y terrorífica, pensada y desarrollada con un cuidado de artesano y que te tiene queriendo saber más. Obviamente, no cuento apenas del argumento para no destripar, pero dicho argumento es llevado a puerto con buenas actuaciones y personajes que no son cartón piedra para que el argumento avance, además de una atmósfera de terror inquietante sin trucos baratos.
Excelente muestra de lo que puedes conseguir con el género de horror cuando sabes lo que haces y eres un magnífico contador de historias.