Crítica de Tierras perdidas

Crítica de Tierras perdidas

Un truño infumable sin sentido ni alma, que no merece llamarse película.

Calificación:

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A menudo me como mierdas como pianos y, de vez en cuando, coincido con un señor (más) mayor en la sesión a la que voy. Se echa unas benditas siestas de ocho euros que no veas, como en este caso de Tierras perdidas o como se llame este engendro, donde el señor dormitaba a mi lado y yo luchaba por no hacerlo.

La película, por llamarla de alguna forma, está basada en un relato de George R.R. Martin, que suele empalmarse con el tema hombres lobo y aquí también. Pero al contrario que algunos relatos de esta temática que he leído y son bastante buenos, esto es infumable y no hay por donde cogerlo, pero disfruta de lo que te hayan pagado por los derechos, George…

Puag, eso lo resume todo

El argumento da igual, acción de post-apocalipsis y fantasía, con una ambientación que es un insulto a Mad Max mezclado con brujas, reinas y un Papa que no sabes de dónde salen o qué quieren. Agitar y mezclar para un popurrí genérico, el mínimo común denominador de los géneros a los que ha insultado. Los personajes, además de tópicos y planos a más no poder, sólo escupen frases seudoprofundas y deshilvanadas, exentas de lógica o sentido, que no dicen nada interesante ni despiertan interés alguno.

Y qué decir de la pareja protagonista. Dave Bautista y Mila Jojovich tienen una química tan poderosamente nula, que absorbe el aire y las ganas de vivir de quienes tienen la mala suerte de verlos. Mejor toparse con la Gorgona y ver quién pestañea primero, en serio.

Eso y que la maldición Zack Snyder está extendida como una plaga y todo es oscuro, gris y amarillo (pecado que también comete Thunderbolts, por cierto, pero no de manera tan exagerada e imperdonable). Ni haber bajado el brillo al mínimo tapa lo cutre y feo que es todo visualmente, lo poco orgánico o creíble que resulta. En serio, qué exagerado, muchas escenas son puro sepia y negro, como una película envejecida de principios del XX.

Argumento, personajes, emoción, lógica… todo eso no importa, no está y tampoco se le espera ya desde el minuto uno, donde ves los mimbres y sudas frío porque no has mirado cuanto duraba y tú sólo querías ver Sinners de Coogler, pero no hay manera de pillarla cuando puedes ir. Aquí solo hay secuencias de acción aburridas como todo lo demás, donde cosas hechas con CGI de hace veinte años, y gente que no sabemos quién es ni nos importa, va muriendo, explotando, ardiendo o qué más da, lo que les pasa es menos castigo que ver la película. Todo discurre, por supuesto, en escenarios construidos cogiendo lo peor de la pantalla verde y de decorados claramente levantados en un estudio o nave industrial, con focos inverosímiles que te deslumbran para que no veas las paredes. Es casi meritorio haber conseguido aglutinar lo peor de esos dos mundos para mostrar uno de fantasía Hacendado sin alma o personalidad.

Las escenas donde no pelean y se supone que desarrollan los personajes (¡ja!) son aún peores, un festival de poner los ojos en blanco. Todo es como la cinemática y el desarrollo de un videojuego pésimo y genérico, donde pasas a la siguiente fase tópica y exenta de imaginación, tras derrotar al malo de marca blanca anterior y así hasta un final perezoso y desganado, como todo lo demás.

En serio, no merece la pena gastar más palabras o ganas en esta película, dado que los que la hicieron tampoco se han dignado.

Contendiente a la peor del año junto a Capitán América: Brave New World.

Dios, qué pedazo de mierda, de verdad, hasta me he cabreado escribiendo sobre ella.

LO MEJOR

Que no dura demasiado y puede ser el remedio a la actual epidemia de insomnio.

LO PEOR

Todo. Que no es una película, sólo un montón de escenas sin sentido supuestamente espectaculares, que no son más que pantalla verde y efectos cutres, puras escenas de videojuego malo sin profundidad o emoción. Una mierda como un piano sin cualidades redentoras, la verdad.