Crítica de Misión Imposible: Sentencia final

Crítica de Misión Imposible: Sentencia final

Puro lucimiento narcisista de Tom Cruise, donde la historia o cualquier otro no importan nada.

Calificación: ⭐⭐

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Casi tres horas viendo cómo Tom Cruise intenta matarse tienen su aquel, y si a ese montón de fragmentadas escenas espectaculares les hubieran dado una trama que no diera jaqueca o risa por confusa y sin sentido, ya habría sido la leche.

Pero no.

Misión Imposible: Sentencia final es un lío de historia que no se tiene por ningún lado, ni tampoco se entiende lo más mínimo cuando intentas seguir la lógica de lo que plantea. Y sé que no es lo que vas a ver cuando te metes a una película como esta, pero…

El problema de las historias grandilocuentes

La maldición de las historias de acción y aventura es que, si insistes en hacer otra en la saga, debe superar a la anterior. Y a lo mejor en espectacularidad lo hacen, aunque la escena de los aviones durante el clímax de Sentencia FInal no me pareció la guinda que esperaba (salvo por ese momento de hilaridad, no sé si buscada, con el antagonista). El problema es que las apuestas deben ser cada vez más altas y, al final, si quieres mantener un cierto pie en la realidad, las premisas, los sucesos y las resoluciones son ridículas a esos niveles tan elevados y grandilocuentes de salvar el mundo.

Pero bueno, ese es un topicazo de esta clase de películas, donde un solo hombre puede contra cien bien entrenados, que además tienen los recursos de organizaciones que saben hasta cuántas veces vas a al baño. O a lo mejor los laboratorios secretos de Google o Microsoft no han inventado el dispositivo necesario para el clímax, pero un tipo moribundo en su taller, con el soldador de mi padre, sí.

Vamos, que todos quedan como idiotas menos Tom Cruise.

En otras franquicias, como Fast & Furious, optan por autoparodiarse y que las imbecilidades cada vez más grandes también resulten más ridículas y sin complejos. Alguna vez (pocas por no decir casi ninguna) funciona, pero cuando te tomas demasiado en serio como pasa aquí, pues te tienes que reír, pero por los motivos equivocados.

La trama es la conclusión de la película anterior, de la que ni me acordaba pero, cuanto más se iba rememorando, más tonta me parecía. Una IA, que ahora está de moda, con unos objetivos tan difusos como los del otro antagonista interpretado por Esai Morales, quiere destruir el mundo o algo así. Añadamos a eso algo de brocha gorda sobre que hoy todo es mentira, la manipulación, etc. Un naufragio total como historia, pero al menos acorde con los tiempos.

Lo de la IA es risible, porque cualquiera que sepa un mínimo de esas cosas comprende que no puede haber hecho lo de los arsenales y, además, lo del código fuente o yo qué sé, dentro de un submarino, es otra excusa sin sentido para que haya escenas donde Tom Cruise ponga cardíaco otra vez al del seguro, pero ahora bajo el agua.

Nada tiene sentido, ni se han molestado en investigar o buscar formas de desarrollar lo que quieren contar con un mínimo de lógica.

Esa confusión se traslada al ritmo, sobre todo, al principio. De hecho, los primeros cuarenta minutos o así están hechos de escenas deshilvanadas, cortadas y pegadas rápidamente y corriendo, como Tom Cruise hace todo el rato, pero no sé hacia dónde, la verdad, o en qué escenarios, dónde se ubican estos o por qué los personajes están ahí.

En ese primer acto de la película, Cruise también tiene otra misión y vaya si la cumple, la de que veamos sí o sí sus músculos todo el rato.

La manufactura del suspense

El suspense en la película se crea con los elementos habituales de la saga: cuentas atrás de cosas que explotan y escenas peligrosas que, como sabes que está Cruise, son más o menos reales al rodarlas y la pantalla verde está mucho menos presente de lo habitual, así que te ponen a sudar las manos. Pero como pasa con las películas de supuesto terror que te meten el susto con una imagen súbita y un ruido fuerte, la tensión se produce más por reacciones inevitables del cuerpo ante imágenes como las que se muestran, que como reacción a la historia en sí.

En el fondo sabes que nadie muere y el mundo sigue, con lo que, trufado con esa subida de apuestas cada vez más ridícula (lo de la bomba de no sé cuántos megatones que lleva el malo a la sala de servidores, o no sé qué mierda, parece sacada de unos dibujos animados), pues como que no acaba de encajar.

Las dinámicas o motivaciones de malvados o protagonistas son otra mera excusa, un post-it como la historia, porque aquí solo importa el lucimiento de Cruise y cualquier otra persona no es más que un comparsa.

Especial vergüenza ajena da el epílogo final, que retrata un poco el cine de acción actual: supuestas escenas que molan (no lo hacen) totalmente exentas de sentido. ¿Por qué desaparecen misteriosamente tras el encuentro? ¿Por qué acuden todos en primer lugar? ¿Por qué el interés amoroso se marcha también después de darle a Tom Cruise la cosa esa donde han encerrado a la IA? ¿Dónde van después de esa puesta en escena tan teatralmente vacía? ¿Cada uno a su casa a sentarse solos en la oscuridad?

Quizá la película merecería tres estrellas por la acción, el sentido de cine de aventuras como era antes, la negación a llenarlo todo de ordenador… Pero no puedo entender que una historia de papel de fumar se estire casi tres horas.

La falta de coherencia o sustancia en la trama, unida a personajes que solo orbitan alrededor de Cruise (y preguntan por él todo el tiempo por él mientras no está en pantalla1) hace que se alargue demasiado.

No esperaba mucho, la verdad, y aun así me pareció algo decepcionante, porque no puede superar la idiocia de una historia que se podría haber planteado bastante mejor, con la de excelentes escritores que habrá en Hollywood…

Que sí, el final de una era, una peli de las que ya no se hacen… Me importa eso tanto como a ellos les ha importado la historia.

Meh.


  1. Espero que alguien haya pillado la referencia. ↩︎

LO MEJOR

El realismo de las escenas de acción.

LO PEOR

La historia no tiene sentido y se toma tan en serio, que se sale por el otro extremo y algunas cosas son ridículas. Y tres horas para una historia hecha de nada son demasiadas.