La cena es la quintaesencia de lo que siempre se ha dicho del cine español: comedias, guerra civil, humor muy de aquí y el oficio justo en cinematografía o narrativa. El resultado en esos casos depende de la ejecución del tópico y, en esta ocasión, es aceptable.

Así, queda una comedia de las de pasar el rato e incluso echar alguna risa, a medias casi siempre a menos que seas de gatillo fácil, pero risa al fin y al cabo.

Complejidades, dobleces y sutilezas cero. Los giros y el final, telegrafiados desde el minuto uno, pero lo cierto es que tampoco pretende otra cosa.

La cena, además, practica el noble arte de la burla al poderoso y lo logra, con el apoyo de unas actuaciones que sacan mayor nota de lo habitual. Que no es mucha normalmente, lo tengo claro, pero se agradece. Alberto San Juan le echa su saber de veterano y el elenco, con Elvira Mínquez, Asier Etxeandía o Nora Hernández, son muy buenos en general.

¿Y Mario Casas? Sin ser un gran fan de su trabajo, lo cierto es que no desentona, porque el personaje lo han cortado a su medida de estatua griega.

No mucho que decir, no mucho que reprochar

La historia no da para demasiado, Franco quiere cenar de gala por sorpresa en el Palace de Madrid para celebrar su victoria en la guerra. Pero este es un hospital improvisado, así que comienza una contrarreloj para conseguirlo. Dicha cena, además, la tienen que hacer cocineros republicanos presos y a punto de ser fusilados, que tratan de aprovechar para escaparse en una comedia de enredo con alguna que otra nota oscura, pero que tampoco estira demasiado las costuras a pesar de algún intento temprano de impacto inesperado.

Lo más chirriante es esa escena final, metida con calzador y sin lógica en cuanto a tiempos y sucesos, pero bueno, a esas alturas La cena ya lo ha dicho todo y no importa demasiado.

En definitiva, otra de esas películas que bien si la ves y bien si no la ves, de las de toda la vida si ya llevas un pedazo de ella viendo cine español como yo.

Y claro que tiene toques Berlanguianos, que no llegan donde el maestro, pero al menos le añaden una dimensión adicional que le pega. Pero vamos, que no es La vaquilla ni de lejos.

En definitiva, bien, la palabra que mejor la define y que ya es bastante, más de lo que se puede decir de la mayor parte de estrenos.