Crítica de Enemigos

Crítica de Enemigos

Excelente película sobre acoso, barrios y lo imprevisible de la vida. Una patada en el estómago imprescindible.

Calificación: ⭐⭐⭐⭐

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En el cine español hay subgéneros muy peculiares y uno de ellos es el cine quinqui, que retrata la vida de barrio que pisa la frontera entre humildad, marginalidad y delincuencia, en calles pintadas de grafiti por donde el camión de la basura pasa menos a menudo. Enemigos es de esas películas, la historia de acosador y acosado, que parece ir por donde suelen hacerlo estas narrativas, pero da un volantazo en una dirección que no esperas y no voy a revelar.

No sé si el trailer lo hace, supongo que sí, así que no lo mires y ve a ver la película… para llevarte una de esas patadas en el estómago que a veces propinan las buenas historias.

Es un halago no hablar de lo que ocurre y otro que se merece la interpretación de la pareja protagonista, Christian Checa y, especialmente, Hugo Welzel como acosador y delincuente habitual de barrio, que le hace la vida imposible al primero.

Ambientación excelente de luces y sombras en la terreta

La película está ambientada en el Alicante del director, David Valero, que retrata perfectamente las calles menos iluminadas de la terreta y su peculiar ecosistema, donde los que vivimos por allí podemos reconocer a algunos ejemplares típicos. Acompaña una música urbana que pone la guinda, también con ese toque de lo que suena por aquí en los altavoces que a veces ambientan esos barrios.

Allí, gente trabajadora como la familia del protagonista: chaval, rider, cojo de nacimiento, víctima de depredadores, roza con quienes han cruzado las líneas de la delincuencia y ya no saben ni hacen otra cosa.

El retrato es duro y, sobre todo, veraz. Porque ya decía Hemingway que esa veracidad debe estar en las historias y no me refiero a que se tengan que ajustar a la realidad cotidiana, sino al hecho de que se nota que quienes han hecho la película saben de lo que hablan, porque lo han visto y vivido.

Y te lo pueden hacer vivir, que es de lo que van las historias.

Personajes y personas

La semana pasada hablaba de ese horrible engendro llamado Tierras perdidas y cómo es imposible que nos importen personajes que son caricaturas, un saco de tópicos como excusa para avanzar una acción de videojuego inane que confunde ruido con espectacularidad, quedándose en traca fallida. Aquí vemos el poder de crear personajes que son de carne y hueso, y sucesos que no tienen que saltar nada por los aires para capturar tu atención.

Y es que, cuando te molestas en crear personas y no personajes, lo que ocurra, por pequeño que sea, te importa, ya que ellos te importan.

Aquí ocurren muchas cosas y algunas de ellas no son pequeñas precisamente, pero la historia no discurre por donde crees que lo hará. Te intenta despistar al principio con destellos en una dirección tópica y, de pronto, gira ciento ochenta grados y te cuenta otra cosa.

En definitiva, una historia de dolor, acoso, violencia, venganza, calles y perdón que merece la pena. En serio, no veas el trailer, pero ten en cuenta que no es de esas películas para desconectar una tarde cuando el mundo pesa un poco de más, así que no vayas esperando consuelo o distracción.

Excelente. Y dura, pero excelente.

LO MEJOR

La ambientación, las interpretaciones de la pareja protagonista y cómo la historia discurre por donde menos te esperas.

LO PEOR

Algunos hechos y decisiones de los personajes no resultan muy verosímiles (o mejor dicho, no me lo parecen a mí porque caigo en la trampa de que no es lo que yo haría en esa situación) pero no le quita ningún mérito.