Crítica de Thunderbolts
La mejor película de Marvel en años. Que no es decir mucho, lo sé, pero menuda sorpresa.
Intento de resucitar a Hitchcock, fallido por lo inverosímil de la premisa y el desarrollo.
Calificación: ⭐
La cita es un intento de suspense que no sale por lo absurdo de la premisa y la medianía en la ejecución del suspense.
Supongo que ese es el problema en mi caso, que como el desarrollo de lo planteado no entretiene, le empiezas a ver las costuras a todo el argumento.
Que no se sostiene de partida, pero es que, cuando se desvela del todo, piensas que quien haya propuesto ese plan de asesinato (basado en mil coincidencias improbables que deben ocurrir una tras otra, una complejidad técnica acojonante y varios secuaces en lugares diferentes) merece el premio al idiota del año.
En serio, no me puedo abstraer de la estupidez del plan.
En las historias existe el concepto de la suspensión de la incredulidad, un pacto entre quien cuenta la historia y, en este caso, quien la ve.
Ese pacto consiste en que si tú me entretienes, emocionas, diviertes o metes en la historia, yo estoy dispuesto a suspender la incredulidad en muchas cosas que suceden.
Al final, las historias, incluidas las buenas, deben ser veraces, pero tienen mucho de inverosímil. James Bond no podría sobrevivir a la mayoría de cosas que hace, igual que muchas otras películas, libros y demás se desarrollan en un «universo pequeño», donde, por ejemplo, las coincidencias y encuentros son mucho más probables de lo que serían en el mundo real.
Pero bueno, mientras no cruces la línea de lo increíblemente imbécil forzando eso (por desgracia, La cita la pasa y luego sigue tres pueblos más de regalo), el espectador estará dispuesto a cumplir su parte del pacto.
El problema está en que, cuando no consigues esa emoción o meter a la gente en tu historia de alguna manera, los detalles que no encajan resaltan como un grano en la frente.
Es decir, no suspendes la incredulidad y te estás fijando en las costuras mal cosidas en lugar de seguir la historia.
Igual que la inverosimilitud de la premisa se puede estirar para encajar tu historia, el desarrollo y los guiones también pueden moldeados para que todo vaya por donde quieras, pero hasta un punto que La cita, de nuevo, sobrepasa con creces, de modo que rompe esas costuras anteriores por todos lados.
No ayuda que los personajes y lo que dicen son muy poco interesantes, maniquíes balbuceantes con traumas más sobados que los testículos del toro de Wall Street para generar simpatía, pero que sólo consiguen tirria. Son insoportables y no estás viendo personas, sino peones moviéndose sin sentido para que una historia avance donde quiere.
Que es a ninguna parte porque de verdad, menudo plan de asesinato, menudo premio a la memez supina.
Una mala cita en definitiva, suele pasar.