Crítica de Ballerina
John Wick femenino con historia y personajes de papel de fumar. Para fans acérrimos.
Fallido intento de historia de encerrado en un lugar, donde el ingenio necesario para que funcione no está ni se le espera.
Calificación: ⭐
Tengo entendido que esta película es un remake de otra europea, y es cierto que esa clase de cosas tienden a matar el espíritu del original, descafeinándolo. No sé cómo será dicho original en este caso, pero cafeína vas a necesitar para superar una historia sosa como pocas que no tiene éxito en desarrollar una premisa demasiado tópica que, con ingenio suficiente, ha dado películas muy buenas.
Un tipo se queda encerrado en un coche, no sabe por qué y su misterioso dueño lo tortura y lo mantiene ahí, tampoco sabemos con qué fin. Pero no importa, la verdad, porque todo es un anticlímax.
Las historias de personaje atrapado, donde tienes muy pocos recursos para desarrollar lo que ocurre (ya que, al fin y al cabo es un tipo o varios restringidos a un solo sitio) precisan bastante ingenio para que salgan bien. Porque, aunque no lo parezca, puedes sustituir el dinero por el ingenio en las historias cuando no tienes recursos. Enterrado de Rodrigo Cortés es un perfecto ejemplo de película de este estilo que lo logra, pero Blindado no.
En esas historias suele haber un porqué, algo que no esperas, un motivo… Aquí no. Y es una pena, porque el principio no está mal en cuanto a ambiente, personaje… pero es meterte en el coche y que los poco más de noventa minutos te parezcan los mismos días que pasa Bill Skarsgård encerrado ahí sin motivo, ni fin, ni nada.
No hay giros, no hay ingenio, no hay historia, puro azar, etc, lo malo es que el azar es aburrido, por eso las historias suelen tener un índice de casualidades e improbabilidades más elevado que la realidad.
Del mismo modo, algunas películas de este tipo salvan la papeleta con nota mediante los diálogos. Un ejemplo es Locke, donde Tom Hardy conduce toda la noche, solo le vemos hacer eso y la historia se eleva y tiene interés por los diálogos.
Aquí no sólo no vienen al rescate, sino que hunden más a la película por sobados, aburridos y predicadores. Esa es la peor parte, cuando trata de hacer una crítica social, intergeneracional o todo mezclado, con la brocha muy gorda que traza conceptos con un trazo tan grueso que no sirve para nada.
La tensión es la otra gran clave de estas películas, pero es que todo es tan previsible…
Te ponen el arma de Chéjov ahí bien presente hacia la mitad de la historia y, efectivamente, es lo que al final desenlaza para terminar justo como esperas, así que tensión, ninguna.
El sadismo de Anthony Hopkins, como los diálogos, es igual de impostado y poco impactante en general (la maleta donde asoma una sierra, jamás se ha empleado ese recurso para anticipar lo que le espera al personaje, jamás).
Es increíble que, para lo poco que dura, le estés pidiendo la hora al árbitro desde casi la mitad de la película, cuando te das cuenta de que el coche blindado no va a circular por ningún sitio que no sea la medianía más esperada.