Crítica de Blackphone 2

Crítica de Blackphone 2

Secuela innecesaria, más estilo que sustancia, con un malvado y un clímax mediocre que la lastran demasiado.

Calificación: ⭐⭐⭐

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Blackphone 2 es la habitual secuela de terror, pero hecha con más cabeza y quizá un poco de alma, aunque tampoco mucha. Desde luego está realizada con cierto estilo y esa nostalgia tan tramposa y de moda ahora, porque vivan los ochenta y todo eso. Pero supongo que era una película innecesaria y, aunque no puedes decir nada especialmente malo de ella (porque al menos tiene más cinematografía que el esfuerzo habitual en estos casos), se convierte en una de esas películas que está bien si la ves y bien si no la ves.

En mi caso, me gustó la primera parte y supuso un cierto cambio respecto a los tropos habituales del género, lo que pasa es que la película quedó cerrada, pero supongo que el éxito es lo que tiene. Hay que ordeñarlo hasta sacarle todo, especialmente, lo bueno.

Freddy, los más viejos no te olvidamos

A pesar de que la originalidad de la primera película deriva aquí en lo más tópico de las sagas de terror con monstruo, resulta una segunda parte mejor hilada de lo normal. De todas formas, al final repite premisas y la solución para traer de nuevo al malvado se parece demasiado a las sagas de serie B de la década que tanto añora Blackphone, como Halloween, Viernes 13 y, sobre todo, Pesadilla en Elm Street.

Porque, literalmente, convierten al malvado, The Grabber, en Freddy Krueger, trasladando el campo de batalla a los sueños, una solución perezosa y mediocre que resta bastante interés.

Esa poca originalidad le resta casi todos los puntos que gana con el estilo y el hecho de que la relación que se descubre entre el malvado y la familia de los protagonistas está relativamente bien encajada, aunque es cierto que esas conexiones son otro habitual del terror de los 80. Al menos, el guionista se ha devanado los sesos un poco más de lo habitual y no ha recurrido a patochadas como la última de Star Wars donde Palpatine, de alguna forma, volvió. Con esos bueyes aramos.

Donde no se esfuerza es en las escenas de enfrentamiento y, sobre todo, el clímax, bastante malote y ridículo con el patinaje sobre hielo y la lucha libre con entes invisibles, rompiendo las propias reglas que había puesto la película al principio.

Aparte de eso, no mucho. Es interesante lo de las secuelas psicológicas del chaval tras la primera parte y, en el caso de la hermana, bueno, el tufillo a Stranger Things, la mediocridad de la década, es inevitable.

Supongo que el problema fundamental de las películas de este tipo es que te olvidas tan pronto como sales del cine. Tanto, que de hecho a mí se me pasó escribir sobre ella y, en realidad, tecleo esto un par de semanas después de pasar por taquilla.

Una pena en el fondo y aplaudo el cierto esfuerzo estilístico, aunque tampoco mucho. Le voy a dar una tercera estrella porque estoy de buen humor, pero serían más bien dos y media, para aprobar raspado tras ir a revisión.

LO MEJOR

El estilo que han imprimido a la película y alguna idea suelta.

LO PEOR

Ese clímax ridículo y un malvado que mejor que se hubiera quedado muerto, para no abaratar la primera parte.